martes, 10 de enero de 2012

Cuando era niño no me sentía muy sabio. Pero mi hermano sí lo era. Todo el mundo lo notaba y yo también. Admirábamos su facilidad para entenderlo todo. A veces parecía una pretensión. Entenderlo todo parece una gran pretensión, pero luego lo veía ahí, sin preocuparse por lo que recién había pasado. Lo había entendido todo...

Con el tiempo a mi hermano lo apodaron de diferentes maneras pero una me llamó más la atención que todas las demás. El pollo-perro le decían. Le decían así por que era muy sabio, me dijeron en el pueblo a donde fuimos. En aquella aventura él decidió quedarse a vivir un tiempo. Cuando volví y pregunté por él con elocuencia me orientaron -¡Ah sí, el pollo-perro! vive pasando la tercer loma rumbo a la veta. No pude evitar sonreír y para tan elocuente apodo debía haber una buena burla que le guardaba al llegar. ¿Por qué pollo-perro? - Preguntaba-. "Pues por sabio"... y no decían una palabra más.

Odio tener que explicar los chistes y pedir que me los expliquen pero lo cómico de esto es que continuaron dándome la misma explicación con el mismo tono de obviedad hasta que me atreví a preguntar por qué a alguien sabio era obvio que le dirían el pollo-perro y ahí aprendí una lección y una historia. La lección es que lo que es lo más obvio para unos es lo más extraño para otros y nunca me quedaré con una duda aunque obvio para algunos deba saberlo. La historia que aprendí es la hisotoria del pollo-perro..

El pollo- perro sabe de respuestas...

Tiene muchas de las más enigmáticas respuestas.

Dicen que algunos regresaron lúcidos de un encuentro con él, que volvieron por que han podido negociar y recibido las más acertadas observaciones a los más agudos problemas. Dicen que no habla mucho. Nadie menciona su apariencia pero nadie le ha puesto nunca otro nombre después de conocerlo. Se sienten orgullosos, dicen, de haber tenido la claridad mental para negociar respuestas por respuestas. Cuando pregunté por la información que él busca siempre se reduce a escuchar historias de vidas de personas comunes y corrientes que, por muy aburridas que parezcan para nosotros, él las escucha fascinado e indaga con cientos de preguntas de por qué se tomó tal o cual decisión en algún momento u otro de la historia que escucha. Sólo pide que seas honesto, pues... "sólo con verdad, claridad y paz se aprende realmente" -dice constantemente-.

Otros menos afortunados han ido en su búsqueda a los lugares más recónditos. No son nunca mal recibidos, apenas recuerdan, pero nunca recuerdan mucho de lo que fueron o de lo que tenía importancia... regresan sin dudas y claramente aletargados.